viernes, 8 de diciembre de 2006

El suceso vital del desamor





Revisando los apuntes de la asignatura encontré entre las primeras hojas del tema de transición y suceso vital. Reflexionando sobre ello, me di cuenta que realmente estos conceptos no se producen por los acontecimientos concretos, sino que surgen a partir de las emociones y sentimientos que produzcan en la propia persona, y de como los viva. Por tanto, giran alrededor de ideas, de concepciones del propio sujeto, más que por la situación en sí misma.



Dentro de todas las experiencias vividas sin duda una de las que más repercusión tiene en nuestras vidas son las afectivas, y más concreto las del amor. Tanto ésta como su contraria, el desamor, representan una potencial fuente de cambios en la persona.


Desgraciadamente, tienen un mayor peso, a fines marcadores, son los sentimientos negativos, o por lo menos, los sujetos tienden a concederles mayor relevancia, quizás porque el sentimiento que despiertan, no es que sea más intenso, pero sí más traumático.


Ante una ruptura con una pareja, con la que haya sentimientos de amor por medio, produce una transición, un duelo, en el que el sujeto se encuentra especialmente vulnerable. Esta nueva situación puede ser afrontada solo o acompañado.
Si el sujeto intenta permanecer sólo, es decir, sin compañía afectiva de carácter amatorio, puede resultarle bastante complicado, ya que, implica cambiar los patrones de vida a lo que anteriormente se tenían.
Si por el contrario, intenta retomar la relación anterior o empezar una nueva con otra persona, se producirán distintos procesos, que con la anterior situación.


Desde mi punto de vista, en ambas situaciones se puede producir una transición, aunque de formas diferentes. Ya que, en el primer caso hay una mayor probabilidad de que se produzca una transición más acusada que en el segundo, y suponga un suceso vital de mayor calado en la persona, incluso, aumentan las posibilidades de que en la persona se produzca una bifurcación (momento decisivo), y aún mas cuando la ruptura ha sido inesperada o traumática, y no se haya producido una preparación de la finalización de la relación. En este caso, lo más probable, es que la persona tenga una reorganización interna ante la situación de encontrarse sin pareja.
En la segunda situación, si la persona retoma su relación con su anterior pareja, lo más seguro es que no se produzca tal cambio, y la persona no lo experimente como tal. Si inicia una nueva relación es más probable que pueda haber una transición para adecuarse a la nueva pareja, aunque con menos probabilidad se producirá un momento decisivo, ya que, desde un punto de vista funcional, la situación no ha cambiado de forma tan radical.


Todo lo anteriormente tratado, está basado en grados de probabilidad, ya que, estos conceptos son subjetivos y dependientes de la persona que los experimente, como anteriormente he expuesto. Sin embargo, he querido realizar una generalización de las situaciones en que existen más posibilidades de que se den unos acontecimientos u otros. Además, la vivencia de los sentimientos, sensaciones y emociones tiene una gran complejidad y su grado de medición resulta limitado a indicadores externos.

1 comentario:

Alejandro dijo...

Hola

Aún no te había cotestado esto. Aprovecho ahora que tengo un poco de tiempo.

Que te des cuenta que lo importante no es que tu pareja te deje, sino lo que eso significa para ti, es fundamental. La calidad de la transición depende del tipo de significado que construyas. Eso va más allá del contenido (del significado) sino de la cualidad del significado, eso es más complejo de entender, pero espero que con las últimas lecturas que os he dado quede más claro. Si aplicáis esas lecturas al caso de mañana quedaría más claro también.

A estas alturas ya sabes que en ese significado construido influyen los patrones afectivos del apego, el modelo interno del apego se pone en funcionamiento: los recuerdos, las expectativas hacia las futuras relaciones (será igual o no), la facilidad o incapacidad de vivir la pérdida, las creencias asociadas... Todo eso son elementos del apego.

Si además la persona es capaz de razonar abstractamente, tendrá más recursos para ir más allá.

Pero lo más importante es el contexto evolutivo en el que esto sucede: ¿en qué orden de conciencia está esa persona?

Más allá de los elementos cognitivos, afectivos y sociales, el orden de conciencia de esa persona le permitirá un tipo de significados y le limitará otros.

Si la persona ha sido la parte activa dejando a la otra, ¿se sentirá culpable por fallar a compromisos previos? Si ha sido dejada, ¿se sentirá desgajada? ¿desconectada?

Ambos sentimientos, pertenecen a una fase muy determinada: la de la mutualidad interpersonal o cocategórica. Lo que tienen en común (y me detengo en esta fase porque es donde está la mayoría de la gente adolescente y adulta, incluso una persona de clase que parece que está pasando por esto)es no poder salir de la relación mantenida y gestionarla, evaluarla, contrastarla, integrarla, etc... etc... ellos son la relación, están sujetos a ella. Sin relación, no son.

Por eso el cuarto orden de conciencia se caracteriza por la posibilidad de hacer objeto la relación, salirse de ella, no estar sujeto a ella. Entonces la persona posee una perspectiva exterior (a la que está sujeto ahora: una ideología, un sentido de identidad). Es el orden institucional. Y aún hay más posibilidades si puedes llegar a cuestionar tu identidad, tu ideología, tus valores, tus principios, dejando de estar sujeto a ellos, eres capaz de objetivarlos, y hacer algo con ellos.

Ya que escribes sobre innovación educativa, interesante tema. El principal problema de la innovación está en que quienes tienen que aplicar la innovación muchas veces, inconscientemente se oponen a la innovación, por no ser conscientes de las contradicciones internas que se manifiestan cuando hay que aplicarla. Es decir, puede que estés de acuerdo con implantar una medida X, pero a un nivel sabes que tu nivel de compromiso se incrementará mucho, igualmente la sensación de incertidumbre, y eso no gusta tanto, por lo que al final, si no eres consciente de ello, indirectamente es fácil sabotear el proyecto innovador, pero quejándote como si el no llevarlo a cabo viniera de fuera.

Esto es un ejemplo de manifestación de orden de conciencia. Si no eres consciente de esos conflictos, de tus valores en diferentes contextos, de las diferentes ideas sobre uno mismo que la innovación cuestiona o amenaza, si no puedes gestionar todo esto, olvídate de la innovación.

Esto último implica un quinto orden de conciencia. Con lo que en parte justifica lo complejo que resulta llevar a cabo este tipo de innovaciones, que muchas veces se centran en prácticas pero no en el cambio personal que hay que llevar a cabo también.

Bueno, menudo rollo te acabo de soltar.

Espero que algo de esto tenga sentido... ahora o los próximos días... semanas.. meses..

Un saludo

Alejandro

¡Bienvenidos/as!

Ante todo daros las gracias por consultar mi blog, espero que esto sea el comienzo de la elaboración de un gran espacio de concimiento en el que todos podamos aprender. Silvia